La epilepsia es una enfermedad muy interesante y compleja a su vez. La  palabra epilepsia proviene del verbo griego epilambanein, que significa “siendo presa” de fuerzas desde el exterior, describe una fuerza que se apodera de la víctima. Las primeras referencias que se conocen sobre epilepsia, han sido conocidas desde tiempos ancestrales.

En la época del medievo la concepción que se tenía de las enfermedades y la medicina en esta etapa histórica estuvo sin duda marcada por la religión. Durante siglos y aún en nuestros días, esta ha sido una enfermedad que se la asocia a mitos e ideas fantasiosas emparentadas con demonios o maleficios.

Hipócrates y Galeno fueron quienes describieron que los ataques provenían del cerebro. En el siglo V a.C., Hipócrates consideró esta enfermedad como un mal orgánico y no de origen sobrenatural, teoría que fue secundada por Galeno ya en los primeros tiempos de nuestra era.

A pesar de los años ahora el paciente con epilepsia tanto en países desarrollados como no desarrollados continúa generando creencias erróneas, basadas en la superstición o ignorancia. Es un hecho, el paciente con epilepsia tiene dificultades para desenvolverse en la sociedad, por los prejuicios que existen de la misma; es vista como un castigo, hechizo, posesión del demonio o incluso como una enfermedad contagiosa.

El 3% de las personas tendrán, por lo menos, una crisis epiléptica en su vida. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) hay 40 o 50 millones de pacientes epilépticos en el mundo (7/1000).  Los estudios epidemiológicos realizados en población mexicana han demostrado que existen entre 10 y 20 personas en 1,000 habitantes; por lo tanto, afecta a más de un millón de mexicanos, en particular a la población infantil.

La epilepsia se presenta más frecuentemente en la edad pediátrica, sin embargo existen dos picos de presentación: en menores de 1 año de edad (debido a epilepsias estructurales, accidentes perinatales neonatales, errores innatos del metabolismo, etcétera) y en mayores de 75 años de edad (por enfermedad vascular cerebral, traumas craneoencefálicos, neoplasias, enfermedades neurodegenerativas, etcétera)

¿Qué es la epilepsia?

La epilepsia es la ocurrencia transitoria de síntomas y/o signos debidos a una actividad neuronal cerebral sincrónica, anormal y excesiva, es decir es un trastorno cerebral  donde las neuronas tienen episodios de actividad descontrolada, que puede originar secuelas importantes en la inteligencia y el comportamiento.

¿Por qué se presenta  la epilepsia?

Se han determinado varias causas, una de ellas es la estructural/metabólica, son aquellos individuos con una asociación bien definida a un riesgo aumentado de desarrollar epilepsia, por ejemplos los que tienen han sufrido de infartos cerebrales, trauma, neuroinfección, malformaciones cerebrales, tumores o problemas metabólicos como hipocalcemia o hipoglucemia por poner algunos ejemplos.

Existe la causa genética, que se trata de un resultado directo a un defecto genético. En este caso, las crisis son el síntoma principal de la enfermedad. Estos se deriva de estudios de genética que han sido ya replicados e incluso donde la base del padecimiento genético es a través de pruebas moleculares bien establecidas como es el caso de la enfermedad de Dravet. Otra situación pudiese ser que la evidencia de un papel central en un componente genético provenga de estudios de familias. Toda esta condición no descarta que existan factores ambientales que contribuyan a la expresión de la enfermedad.

Existe también la causa desconocida,  se trata de casos en los cuales no se sabe su origen, pudiendo estar en el aíre un probable origen genético o cualesquier otros problema aún no reconocido, que este asociado a la presencia de crisis.

¿Cuántos tipos de crisis epilépticas existen?

LOCALIZADAS: Son aquellas que son secundarias a una lesión local.

 

  GENERALIZADAS

OTROS TIPOS DE CRISIS

Neonatales: Las convulsiones de los recién nacidos, en especial de los prematuros, son poco organizadas y difíciles de distinguir de la actividad normal. Comprenden el periodo que incluye los primeros 28 días de vida, hay crisis de tipo benigno y maligno, estas últimas generalmente se asocian a falta de oxígeno al nacer u otro factor.

Crisis febriles: Ocurren en el aproximadamente el 4% de los niños, solo el 2% de los niños cuya primera convulsión se asocia a fiebre tiene crisis no febriles (epilepsia) a los 7 años de edad. Estas aparecen en un niño sano de 6 meses hasta 6 años, solamente cuando tiene fiebre. Es importante descartar una neuroinfección o un trastorno convulsivo subyacente. Por lo que es importante evaluarlo ya que no necesariamente requiere medicamento antiepiléptico, salvo en situaciones especiales.

Crisis gelásticas: Es caracterizada por una risa o carcajada en una forma exagerada, irónica y estereotipada  a diferencia de la risa natural, sin causa aparente y después se nota enrojecimiento facial y dilatación pupilar,  con el tiempo se puede asociar a otro tipo de crisis y se asocia a un tumor en el hipotálamo.

Mioclónicas-atónicas (astáticas o drop attacks), son un tipo de crisis especial donde la atonía es precedida por una mioclonia.

¿Cómo puedo ayudar ante una crisis epiléptica?

  1. Ante una crisis epiléptica manifestada por un menor, lo más importante es mantener la calma para actuar de manera clara y precisa.
  2. Si es posible colocarlo sobre una superficie plana, quitar objetos peligrosos alrededor para evitar que se lesione y poner algo blando de su cabeza para que no se golpee contra el suelo.
  3. Aflojar la ropa alrededor del cuello.
  4. Limpiar saliva, comida o cualquier objeto que obstruya su boca y nariz para liberar su vía aérea.
  5. Colocar al menor de lado con cuidado para facilitar la respiración.
  6. Observar su reloj para ver el tiempo de duración de la crisis (generalmente dura entre 2 y 3 minutos) y las características de la misma.
  7. No separarse del niño, hasta que la crisis epiléptica termine.
  8. Deje que el niño descanse, hasta que se recupere y compruebe que vuelve poco a poco a su situación normal.
  9. Ante una crisis prolongada igual o mayor de 5 minutos o que no se logre recuperar entre una y otra, traslade al paciente al servicio de urgencias más cercano para que sea atendido por personal de salud capacitado.

IMPORTANTE:

¿Cómo se puede hacer el diagnóstico de la Epilepsia?

La epilepsia es un padecimiento crónico que requiere de un abordaje clínico inicial como herramiento diagnóstica más importante para establecer el sitio epileptogénico que orientará a la toma de otros estudios complementarios como el electroencefalograma, exámenes de laboratorio y  estudios de imagen (resonancia magnética o tomografía de cráneo), en función del tipo de crisis manifestada.

¿Qué alternativas en el tratamiento de la Epilepsia se encuentran disponibles en la actualidad?

El tratamiento inicial es farmacológico, se toman en cuenta muchas variables como su mecanismo de acción acuerdo a los síntomas clínicos (tipos de crisis), la edad de inicio y progresión de las crisis. En actualidad existen una variedad amplia de medicamentos que nos ayudan a una eficacia en el control y pocos efectos adversos.

La duración del tratamiento depende de la causa identificada, pueden ser meses, años, hasta su uso permanente en algunos tipos de epilepsia.

Las estrategias no farmacológicas pueden utilizarse cuando los antiepilépticos fallan en el control de los eventos, las opciones van desde dieta cetogénica, estimulador vagal o cirugía de epilepsia.

¿Cuál es el pronóstico de una persona que tiene Epilepsia?

En términos generales entre el 60 y 70% de las personas con epilepsia a cualquier edad, responden a tratamiento médico, obteniendo un buen control y previniendo secuelas importantes, algunos  incluso recidivan completamente.

El apoyo del electroencefalograma es importante como valor pronóstico, ya que la normalidad guarda relación con una evolución neurológica favorable.

Si ocurre una convulsión antes de los 2 años de edad, es posible que se repita hasta en un 87%, mientras que el porcentaje disminuye hasta un 51% cuando la primera convulsión se produce a edad más avanzada.

Las secuelas como discapacidad intelectual (retraso mental) guarda relación con la edad de inicio temprano de las crisis, historia familiar de epilepsia y mal control farmacológico, en estos casos se tendría que evaluar otras alternativas además de los medicamentos antiepilépticos.

Existe un grupo de pacientes con encefalopatías y síndromes epilépticos que por su naturaleza son de difícil control y mal pronóstico, que nos lleva a un apartado especial, entre los cuales se incluyen Síndrome de Otahara, West, Lennox gastaut, Doose, Dravet, entre otros.

Para los casos con buen control de crisis y ausencia de lesiones o malformaciones visibles en los estudios de imagen, con un tiempo de administración farmacológica de dos años continuos sin crisis pueden ser suficientes para intentar una suspensión del medicamento.

RECOMENDACIONES A LOS PADRES: